14 julio 2014

Pequeños Valientes Titanes

Arriba: Ferraro, Lazo, Oviedo, Castro y Almada
Abajo: Córdoba, Romero, Calafell, Molina, Garoni y Comba

Cuando pasen las generaciones, seguramente algún nieto nos preguntará por la historia de éste equipo. Será esa la oportunidad de los que estuvimos aquella noche anterior a la final de la copa del mundo, los que llenos de orgullo e inflamados de pasión “Patriota” diremos; Ah, cuánta emoción y gratitud a esos “Pequeños-Titanes”. 

Esa noche la cancha fue regada por lágrimas y pasión. Aquella noche en que todos invadieron el Parque Centenario en busca del abrazo de cada uno de los héroes: 

El Guille, el arquero alado. 
De la muralla Lazo. 
Del un tal Pancho, que jugaba con galera y con bastón. 
Del pequeño Facundo, que marcaba con tal sigilo que madrugaba a todas la delanteras. 
Del viejo Hugo, el de tantas cicatrices, el general de grandes batallas. 
De la velocidad del Gonzalito, que todos decían que era más rápido que el expreso o que el tren bala. 
Del Riky que jugaba con cuatro pulmones. Guardaba dos en el vestuario para el entretiempo. 
De Calafa, que les raspaba hasta la nuca a sus adversarios. 
Del espíritu solidario del Angelito, ese que con sus gambetas que parecían pinceladas, pintó el corazón del hincha con celeste.
Del Santi Almada, el de exquisita pegada, de categoría sobrada, que manejaba el campo cual si fueran los hilos de una marioneta. 
Y de COMBITA, el Messi de la liga. Ese que tenía un poder hipnótico para dejar pasmado y boquiabiertos a los visitantes, con esos movimientos eléctricos, escurridizos y sorprendentes que se asemejaban al de una laucha que trata de escapar de su cazador. 

Y también hablaremos de todos aquellos bravos oficiales que aguardaban en retaguardia, a la espera de la orden de la entrada al campo de batalla proferida por un feroz grito del Rey JORGE.

Pues si querían historia, ya está escrita. Está resumida en esos cinco minutos del silencio más conmovedor que jamás se haya vivido en un estadio en este querido pueblo. En esa explosión, en ese carnaval desatado cuando el locutor anunció el final del partido en el que ni siquiera la ATENAS del viejo IMPERIO pudo con nuestros PEQUEÑOS VALIENTES TITANES. 

Gracias.

Texto: Roberto Sandroni

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